allá en ese abismo. Siempre presente
envuelta entre sedas, cabalgando
sin cesar.
Entre flores amarillas y piedras del
caminante. Hemos agregado una a una,
a cinco mil metros, queriendo construir
la torre que te alcance, al fin.
Apacheta querida, vamos a llegar...
hoy, mañana , siempre.
Resguarda mientras tanto, el lugar
con la niebla aligerada, y el paso redoblado
sabes que siempre te acercas.
Conduces en la nada, pero firme
y sabemos que vas al lado.
En cada venta, de este vuelo,
he visto la sonrisa, la faz, en esas nubes
que firman tu nombre.
Con el creador, iluminando
mi paso; nada desvirtúa al caminante.
Seguimos en la orilla , como siempre
buscando por esta arena una huella
más. Delirante, siempre igual.
(un domingo...).
1 comentario:
Señora periodista, que las nuebes no nublen su espléndido sol personal
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