jueves, 17 de noviembre de 2011

Pinceladas aturdidas.


Con brochas y espátula, fingías decorar
mientras el vino seguía en la nevera
aguardando su demostración.
Con velas furiosas de la espera
prometías un color pastel
de primera intención.

Cuanta conversión y discusión,
para llegar a la tonalidad alborotada
que debía representar nuestra mirada.
No importa si llega la crítica y es adversa, decías
pues lo importante es estar.

Con Modigliani de por medio, tratabas
de calcar mis pensamientos,
pero sabíamos que ni el óleo negro
podía disimular.

Cuanto amor desbordado que ahora ahoga
nuestro pensar, a millones de distancia luz.
Pero siempre esa nube dibujará el contorno
de rostros y emblemas, tras la ventanilla
del avión insensato.

Tu mi Van Gogh alucinado y por entonces,
tu vengadora insoportable.

(En el curso de la vida).



domingo, 13 de noviembre de 2011

Podemos suspirar juntos, en esta mañana alocada
que se prolonga por esta avenida al remanso de
hojas que van a vienen.
Las veo rozar tu mejilla mientras disimulo que leo,
la última edición de tu libro abierto.

Cuántas palabras has podido juntar, para resumir
el amor alocado que nunca se dio, pero que existe
ante el clamor de todos quienes nos quieren bien.

Ya no debo seguir guardando tus recuerdos,
pero no te lo digo, solo sabes que están ahí.
Confieso haber destrozados mucho de ti
para que no continúes siendo el fantasma
personal agujereado por los años.

He tratado de sepultar con arena, pero he podido.
Aun las rosas murmullan ante mi y tus señales
se vuelcan reclamando.

Opción cotidiana ante una copa de vino,
compartida con el silente.


viernes, 11 de noviembre de 2011

Turbias.


Se me inunda el porvenir, se me aterra el ahora
qué más puedo hacer cuando se levanta la niebla
ante este ente.

Qué se precipita cuando quiero estar transparente,
cuándo veo las horas danzar en agonía
y en la mañana que parece una delicia
se torna un rollo de figuras planas.

Solucionar problemas a la brevedad
por temor a una represalia, no importa
entonces nada más que borrar huellas.

Se me distorsiona de nuevo esta imagen
que prodiga bondad, y quiere asumir
la fortaleza que se perdió, seguro
en un laberinto de esta vida desdentada.

Una mañana te despierta la noticia,
por la noche te arropas con ilusión,
y a las semanas, te vuelcas ardorosa
en la selva de la vanidad.

Se me crispa estas manos, que a veces
tembló más de lo debido.
Las palabras se agolparon, pero quedaron
tras la puerta, como tu quisieras
y como convenía, seguro el caso.

Quiera que la vida diluya tus pensamientos,
para que esa noche sueñes en paz,
que se adelante cual patena florida
y suspires sin esa realidad.

Nada en particular.

11-11-11