viernes, 28 de noviembre de 2008

Escaleras de mármol.

Esa noche, las escaleras se hacían interminables. Aquellas de mármol
parecían prolongarse, a cada paso.
Su mano fría con ese suelo, frenaba el tabaleo que cada pisada
retumbaba en ese cuerpo tan enfermo.
Qué has hecho en todos estos años, de arrogancia y empatía?
dónde has quedado, con la inteligencia que se ahogó por ti mismo,
que penosa es esta procesión, que te va quitando el aire.
Tan sólo un segundo piso, pero parecía ser el décimo del edificio,
donde por más que tratamos de incorporarte, tienes la vejez
a la vuelta de tu esquina. Has vivido como has querido,
y ahora, la cuenta está dada.
Dónde quedó, puede que en un rincón con tus cuadros y libros;
o en tus noches de con Humareda, o te acostaste
buscando tu propia identidad, que ahora huye de ti.
En qué parada del bus, bajaste sin rumbo, y por ahí quedaste
sin poder subir al siguiente.

a pp.
noviembre sin luz.