Al iniciar tu historia, eras sola,luego vino tu compañía
primero una, después uno.
Y fueron cuatro. La soledad partió a buscar otro refugio.
Todo se volvió alegría, sonrisas y nunca atardeceres.
Aprendió que jamás, nunca y para siempre; solo eran
palabras que se entrelazaban en las olas y a la mar.
A veces se perdían como las huellas en la arena,
pero no importaba.
Ya no queda más que la vibración en el aire y por ahí
se pierden entre ropajes familiares.
Qué tarde para entender que todo puede diluirse
en unos momentos y con astucia divina.
Por suerte la fortaleza interior, detuvo una lágrima
que buscaba develar y hacerle sucumbir.
No supo ir tras su sueño, ni cuando clamó hasta
el cansancio su nombre, mil veces tratando de
llegar al otro lado del mundo.
Creyó que venía, como lo prometió, pero como
jamás lo hizo.
10-08-2012
La búsqueda eterna, absoluta, con la reflexión a cuestas, tratando de anotar lo que a veces nos sale del alma. Otras, del corazón, y a veces por la impotencia de gritar en el apretado silente vivir. Invito a compartir el espacio con la añoranza de dejar huella, en el continuo andar arrinconado de nuestras almas de escritores disfrazados.
viernes, 7 de septiembre de 2012
lunes, 3 de septiembre de 2012
Mesa de tres patas.
Ya no se tambalea, de nuevo se nivela,
otra vez la mesa intacta e impecable
inicia como cada mañana su ritual de
existir.
Ser y estar en cada sonrisa y pelea
que cómo niños alrededor, ahora
de nuevo empieza su jornada,
Nadie, más que los mismos pueden
entender este dilema de ser
mesa tres patas, y no cuatro, porque así
lo quiso y designó el Altísimo.
Y a continuar el peregrinaje, de alegría
y sollozos, pero siempre en augurios
con la sonrisa y el cartel, de
permanecer por infinito y más allá.
M.
otra vez la mesa intacta e impecable
inicia como cada mañana su ritual de
existir.
Ser y estar en cada sonrisa y pelea
que cómo niños alrededor, ahora
de nuevo empieza su jornada,
Nadie, más que los mismos pueden
entender este dilema de ser
mesa tres patas, y no cuatro, porque así
lo quiso y designó el Altísimo.
Y a continuar el peregrinaje, de alegría
y sollozos, pero siempre en augurios
con la sonrisa y el cartel, de
permanecer por infinito y más allá.
M.
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