miércoles, 21 de diciembre de 2011

Sin sentido.

Arrinconados y aficionados,  en el espesor de este ascensor
que mezcla fragancias nacarinas y despojos de amanecidas.
Encuentra el dulzor en el instante que se detiene, en tu piso
y las miradas nos buscan, con su pregunta indiscreta.


Nuevamente otro viaje en el elevador, de la mentira y 
suspiros . Así lo queremos, así se nos dio.
Cómo anhelas que tenga mil pisos, mil estaciones,
más suspenso y acción, claro.
Arrinconados con pasión de gavilanes, pero que
descaro para una tarde angelical, planeada entre
los colores del viento???.


Diciembre del veinte once
cerca de las once.

Recuerdo alturado.

Elocuente en un principio, cuando su mirada altiva quería la respuesta inmediata.
Más tarde, un poco presuroso, tildaba a los demás de ociosos,
funcionarios de primera especie.
Quién  llama  inoportuno, cuando él mismo había logrado aquella fórmula:
cuántas veces miraba su reloj impaciente, y nuevamente preguntaba.
 Ella levantaba la solapa de su abrigo, y ocultaba su sonrisa para no decir
nada. Una vez más, le quería ver hasta dónde llegaba  su impaciencia.

Esos días se alargaron, hasta que ella decidió.
Aligera tu equipaje, pues la mañana a veces no llega, pensaba;
y más tarde que nunca, respondió con una simple afirmación.

Dama de los sueños, que con voz aterciopelada
sabes recorrer insolente cada trémulo rincón.
Cuántas veces, ocultas tus faltas, y otras tu caballero
con un vino tinto te busca una vez más.
Corre la cortina, y enciende la antorcha para iluminar
la travesía hasta  la orilla, como cuántas noches lo hacías.

No temas a su fuego,suspira y dejarte llevar
en esta noche de viernes, que a veces lastima
y otras te vas con el viento hasta esa Isla de Pascua,
que como siempre, te sigue cuidando.