sábado, 15 de marzo de 2014

Traté de alcanzar.

Burbujas que me impiden el paso, agobiada como iba
sólo me parecía que el tren no se detenía.
Además, en esa tarde risueña, me asustaba la hora
y la desdicha que esperaba.

Entre el atardecer y este libro que rodaba de mis manos,
no podía conciliar un  descanso por la prisa de verte
al cabo de estos años

El tren estaba por partir, y no llegaba nunca a esa puerta
que parecía reírse por mi absurda persistencia.
Porqué y de dónde venías esas burbujas de amor de J.L. Guerra,
que me hacían sentir tan cursi y despiadada, a la vez.

Finalmente, la desazón llego al límite de sucumbir

ante mi propia añoranza de verte, ahí quedó todo.
Atascada entre el vaivén  de mis ensueños
y nada más.

M.
15-03-14

2 comentarios:

Juan Enamorado Amable dijo...

La veo tan bella en esa foto como la he imaginado desde que leo su poesía.
Que envidia me da el destinatario de su "añoranza de verte".

Anónimo dijo...

Oh que maravilla saber de quien a uno le lea. Es como el complemento que uno espera en un atardecer, frente a una copa de vino, oyendo a Chopín. Leyendo la carta esperada, dar el beso a un hijo, recibir la respuesta afirmativa. Endulzarse con el filme que uno deseaba ver, retornar a la niñez al percibir un aroma, y muchas cosas más.
Todo ello se resume, cuando sabes que alguien puede leerte.

Gracias
M.