Cuántas horas transitadas, dedicadas en tu ruta
recorrimos más de lo debido y siempre a tu lado.
Con un mapa en tus manos, y ese rumbo certero
siempre creímos en tu diestro saber.
Hay momentos que viene ese panorama de arenal
y oasis que en la franja de la carretera nos enseñabas.
Qué forma tan sutil de darnos a conocer la vida, andando
siempre con paciencia y ejemplo.
Consejos que brotaban de cada palmo recorrido.
Con que alegría te recibían como si portabas su antorcha
para embellecer con tus conocimientos.
Ingeniero de recuerdos, que avocamos y ya no estás.
Distinguido y elegante, se me ha quedado tu figura
adornada con abrigo y sombrero, con tangos y flores
para adorar a tu amada flor que ahora reposa a tu lado.
M.
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