esos surcos que demuestran que te cederán el paso, el asiento,
la prioridad.
Al abrir la puerta, salieron sin permiso y por ahí quedaron.
Cuando amontonas recuerdos y sobra espacio,
entonces qué sentido tiene esos momentos,
cuando contabas los minutos para verle.
Para qué dibujar y encuadrar tus obras,
tus alfombras y cortinas, ya se burlan en el tiempo.
Sin embargo quieres seguir acumulando y pensando
que mañana seguirás ahí.
Tu sillón adormece y grabó tu huella, cobijó tus cabellos
y remedios cuando tiritabas un invierno.
Acepta tu figura sigues siendo tú.
Mientras ya no quiero seguir por ahora.
M.
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