su tesoro. No más, por hoy, fue la señal.
Por la costa norte, seguía indomable, ese caballero, soportando
la lluvia incesante , más la sola idea de llegar
esa mañana, animaba su encuentro.
Buscadores imperfectos, que asustan al caminante;
deja por un instante su cometido, y desmenuza
de una vez, lo que guardas.
El caballero, entre bruma, y doblado por el tiempo,
arremete de nuevo, buscando su luz para llegar
al alba, con los suyos.
El motor recalentó, pero su flecha dorada,
anima de nuevo las rutas de su mapa.
Nada le impide más que llegar a tiempo,
a ver sus Tres María, y su dueña...
Oh buscadores de sombras, no detengan a nadie,
sigan su senda, aun no corten su paso.
Una vida, como la del caballero, jamás
será hurtada, no por estos miles de años, aun...
Florida senda, le espera
ojos de infantes, princesas brillantes,
y su dueña dorada, como una flor
Hortensia, resguarda ese hogar.
(una tarde olvidada)
No hay comentarios:
Publicar un comentario