De susto en susto, va pasando la tarde y aun nos preguntamos
porqué fue así. Las horas más largas, se arrimaron junto a
nosotros.
Oraciones, infinitas parecían escaparse por ratos
para gritar de furia, pero la paciencia se hizo presente
y las ansias lograron soportar aun más tiempo.
Es que nadie puede arreglar un minuto, nadie puede cambiar
el rumbo que esa mañana nos volcó sin necesidad.
Solo quería que pasara todo, que el tiempo
desemboque en una carrera sin freno, para
acabar y saber el resultado.-
La tarde fría de mayo, se volvió hasta muy noche.
Un preocupado y gay galeno, daba mil explicaciones
para salvar su arrugada piel, y sus ojos japoneses.
La espera confundida entre tazas de un café que solo
nos hacia apresurar el corazón. Una, tres, cuatro, no importa
cuántas, bebimos. Mil plegarias y promesas, por una vida
que ahora puede sonreír.
Aunque no conoce plenamente, la real dimensión
de aquel 29 de mayo, fecha que ahora nos mira distante.
Lo principal, esencial, justificable, es verla nuevamente
radiante y brindando su bondad, para seguir respirando junto
a esta alma buena.
(Fue, negligencia médica, no aceptada por ellos
por supuesto...)
2 comentarios:
lo deberia leer la personita que es protagonista de esta historia.
Lo deberaía leer también el galeno apresurado o incapaz o negligente o indocto, que causó daño grave cuando, en teoría, se trataba de hacer una prubea simple para realiazar un diagnóstico.
Cuanto daño y a cuántos puede causarse por un galeno, que, sin embargo,es la esperanza de los enfermos. Poca injusticia es tanta como ejercer la medicina sin conocimientos o dedicación suficiente. Quien elige ser médico debe saber que, ante todo, el enfermo es lo primero; antes que él y que, por lo general, sus exageradas minutas.
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