Días de pánico y reflexión, de sumisa calma
para determinar qué es bueno o no.
Se entrecruzan penitencias, pero en el fondo
todos quieren seguir sus andanzas.
La procesión de almas, oscurecen más
esta noche en que divago por el monte
sin saber la ruta a seguir.
Las voces dicen, por doquier que eleve
sin miedo mi reclamo. Yo prefiero, ocultarme
en la sombra, esperando que pase el caballero
con su brioso corcel, aquel dorado.
No me inmuto, por nada. Persisto en seguir
cuando al acercarse, trémulo mi navegante
me tome, con fuerza para perdemos en la
noche eterna.
1 comentario:
Su sensibilidad es exquisita, querida señora y perdone que me atreva a llamarle así, pero sus poemas me llegabn tan adentro que siento la necesidad de añadirle el querida.
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