El portal de mis ensueños, ha facilitado tu presencia
cuando el cántaro empezó a llenar,
las ilusiones tardías han reflejado tus verdes ojos.
Tus manitas, para mi, de niño; tu torso de hombre fuerte
se pasea entre el espejo para brindarme una respuesta.
Tu voz va cambiando, y tu estatura me asusta.
La niña, por su parte, es ajena ahora a mis reclamos;
sin uniforme escolar, es una profesional triunfadora.
Su perfíl de bebé, aun no lo puede perder
sus blancas manos, me saludan cuando parte
rauda a su deber, cada mañana.
Mis pequeños, me preguntan con celo, por mis
horarios. Son mis guardianes queridos,
fortificados por cuidar a quien mañana,
o más tarde, protegerán y anidarán.
(Dos amores por siempre).
1 comentario:
lindas palabras y linda velada que se repita pronto. Indy!
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