domingo, 13 de noviembre de 2011

Podemos suspirar juntos, en esta mañana alocada
que se prolonga por esta avenida al remanso de
hojas que van a vienen.
Las veo rozar tu mejilla mientras disimulo que leo,
la última edición de tu libro abierto.

Cuántas palabras has podido juntar, para resumir
el amor alocado que nunca se dio, pero que existe
ante el clamor de todos quienes nos quieren bien.

Ya no debo seguir guardando tus recuerdos,
pero no te lo digo, solo sabes que están ahí.
Confieso haber destrozados mucho de ti
para que no continúes siendo el fantasma
personal agujereado por los años.

He tratado de sepultar con arena, pero he podido.
Aun las rosas murmullan ante mi y tus señales
se vuelcan reclamando.

Opción cotidiana ante una copa de vino,
compartida con el silente.


No hay comentarios: