No hay momento.

Si retribuyes, puedes empezar a sumar sentimientos,
no es verdad que cuándo más crees amar, más sufres.
Entonces, la barrera del silencio puede ser tu límite,
sin importar dónde ni cuándo; vas a estar en la hora
y el lugar indicado.
Olvidas tus ideales, y persigues tu encuentro
no importa si por ese momento, dejas de ser quien
creías ser.
Lo has olvidado?. Acaso no has disfrutado de un beso
bajo las sombras, tratando de ocultarte, por el solo
hecho de estar arriesgando, pero qué?.
Has buscado, lo más difícil, cuando lo más realista
estaba a tu lado.
Has pasado por la cuerda floja, por sólo sentir
hacerlo. Has acariciado, por saberte héroe,
pero de qué?.
Una página más a tu libreta, y puedes llenar
un estante, de equivocaciones, de encuentros
fortuitos, y sin sentido.
Es el momento, despierta...¡

Niños mios.

El portal de mis ensueños, ha facilitado tu presencia
cuando el cántaro empezó a llenar,
las ilusiones tardías han reflejado tus verdes ojos.
Tus manitas, para mi, de niño; tu torso de hombre fuerte
se pasea entre el espejo para brindarme una respuesta.
Tu voz va cambiando, y tu estatura me asusta.

La niña, por su parte, es ajena ahora a mis reclamos;
sin uniforme escolar, es una profesional triunfadora.
Su perfíl de bebé, aun no lo puede perder
sus blancas manos, me saludan cuando parte
rauda a su deber, cada mañana.

Mis pequeños, me preguntan con celo, por mis
horarios. Son mis guardianes queridos,
fortificados por cuidar a quien mañana,
o más tarde, protegerán y anidarán.

(Dos amores por siempre).