sábado, 31 de mayo de 2008

Día Perfecto.

Palidecer por un discurso, sin palabras ni sentido.
Había escuchado, una vez más, la letanía injuriosa
cargada de realidad y promesa eterna.
Una noche en blanco, para deshojar cada palabra oída
y por último, atenuarla ,una vez más.

Como la penúltima promesa, anterior a lunes, y al martes.
Cada momento, es la que antecede al pincel limpio e impío,
que se apretuja en tu pecho, con tu deseo.
Su imagen, guardada por años de los años, y la tarde
de algún rincón, sale ahora a decirle
palabritas que recorren ese ser más indefenso, ahora.

Levanté, con fuerza, te lo piden las mujeres
que te antecedieron a este manifiesto de siempre
incumplido y dulce, dile no.
Sus caricias en palabras, sus manos inseguras
no deben recorrerte, nunca más.

Si , es el tiempo en que ya nadie nos da, pero en cambio nos quitan;
así de simple es tu atmósfera, pero despierta y revive
que palabritas las encuentras afuera. Puede con lluvia o sin ella,
con neblina tan espesa como su eterno discurso.

Eres mujer de temple, que sin templar un acero,
puedes reformar una montaña y labrar sin cincel,
puedes llorar por él y mañana por sus promesa.
Ahora, que el tiempo te dona la espera;
una espera solo para ti, solo descuelga ese teléfono.
Dile tu simple adios, que allá afuera aguarda un día perfecto.

mdeac.

martes, 6 de mayo de 2008

Siete.


Puedes entender, cuando respiro a tu lado
qué difícil es conciliar la ausencia?.
Cuántas hebras aparecieron desde entonces,
cuántas desde la madrugada con un primer llanto
que alegró hasta el último rincón nuestro.

No una hija, sino un hijo fortaleció el primer encuentro,
aquel descubrir, nuestra primera vez.
Más desde entonces, la piel se cansó de estar al sol,
al frío y a la falta de ti. Y las plateadas hebras nacían,
y la prosa ya no era igual.

Qué número tan bello, para enmarcarlo en oro,
el siete que ungen el amor, como la flor aromada
que como rosas rojas traías al iniciar el mediodía.
Flor estupenda, que se fue en una madrugada
sin fecha ni hora, sin recuerdo de voces en mi memoria.

Dos meses contiguos, que me hacen cada vez
temblar de impaciencia, y recorrer como autómata
mi verdad tan oculta. Con hebras más blancas,
con menos rosas rojas, pero con dos presencias
que imponen tu presencia, respiración y aroma.

Ambos del septimo día, son la realidad de sueño,
que divagamos en el café, aquella estival tarde.
Once años, que se guardan donde habitan
las noches tejidas con esmero, preponderancia y mucho amor.

mdeac
(7 y 7).

jueves, 1 de mayo de 2008

El nombre

Primero una fuerte brisa, luego un tumbo y estabas cerca,
cuando el frío calaba mis huesos transparentes y hastíos quemaban tus manos.
En la fragua estaba tu nombre querido,
cada palabra la seguí lentamente en un laberinto sin final,
cada vocal uniéndose al instante, para maravillarme señor feudal.
Poco a poco, te sentí cerca, volví a llamarte,
a tratar de retenerte pero mis labios no guardaban ya palabras.
Volveré a pronunciarte, pero estarás lejos
como esta noche de plenitud, de año sabático.

mdeac.