jueves, 18 de septiembre de 2008

Puede que mañana.

Vuelvo a la noche del vacío, aquella que se queda pendiente una vez más.
La cita ineludible, debió cancelarse, y humillar la respuesta
sin decir nada, nuevamente.

Qué le hacemos, si la vida nos desencuentra en la polvareda de esta esquina,
el recodo de los países, nos dice que aun no será la cita.

Solo nos queda indagar, si la historia pueda dar la oportunidad
para que un mañana, aguarde un domingo celestial con velas y rosas,
puede con vino y con presencia.

Qué le hacemos.

Noche vacía.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hermoso comentario.
Noche vacía, claro; pero a veces con la complicidad de uno mismo.
Ocurre que ante el aparente precipicio, se tiene miedo a dar un paso, cuando, de haber medido bien la realidad, se pudo uno arrojar sin riesgo alguno: El aparente precipicio era el borde de la tina con agua fresca.