sábado, 31 de mayo de 2008

Día Perfecto.

Palidecer por un discurso, sin palabras ni sentido.
Había escuchado, una vez más, la letanía injuriosa
cargada de realidad y promesa eterna.
Una noche en blanco, para deshojar cada palabra oída
y por último, atenuarla ,una vez más.

Como la penúltima promesa, anterior a lunes, y al martes.
Cada momento, es la que antecede al pincel limpio e impío,
que se apretuja en tu pecho, con tu deseo.
Su imagen, guardada por años de los años, y la tarde
de algún rincón, sale ahora a decirle
palabritas que recorren ese ser más indefenso, ahora.

Levanté, con fuerza, te lo piden las mujeres
que te antecedieron a este manifiesto de siempre
incumplido y dulce, dile no.
Sus caricias en palabras, sus manos inseguras
no deben recorrerte, nunca más.

Si , es el tiempo en que ya nadie nos da, pero en cambio nos quitan;
así de simple es tu atmósfera, pero despierta y revive
que palabritas las encuentras afuera. Puede con lluvia o sin ella,
con neblina tan espesa como su eterno discurso.

Eres mujer de temple, que sin templar un acero,
puedes reformar una montaña y labrar sin cincel,
puedes llorar por él y mañana por sus promesa.
Ahora, que el tiempo te dona la espera;
una espera solo para ti, solo descuelga ese teléfono.
Dile tu simple adios, que allá afuera aguarda un día perfecto.

mdeac.

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